En primera instancia, nos habla de los mitos acerca del tan escuchado de “beber 8 vasos de agua al día”, antes que nada, debemos de contemplar la evolución cultural, de pasar a beber unicamente durante las comidas o snacks programados, a la facilidad con la que podemos adquirir líquidos hoy en día, o hasta llevar una botella siempre con nosotros, que este cambio no se traduce como algo bueno o malo, simplemente nos muestra el progreso que se ha tenido
Una de las principales críticas a la "regla de los 8 vasos"
es que pasa por alto la importante cantidad de líquido que aportan los alimentos o los platos preparados (leche, yogur, sopa, fruta, verduras, etc.). Para algunas personas, estas fuentes pueden ser perfectamente adecuadas para satisfacer las necesidades diarias de líquido sin necesidad de recurrir constantemente a la botella de agua.
Con respecto a la génesis de este "sabio consejo", no es posible saberlo pero el escrutinio científico demuestra que no está basado en pruebas ni es necesario.
Pero, ¿cuál seria un mejor consejo?
Basicamente que cada uno de nosotros debe desarrollar patrones de consumo diario que se adapten a nuestro nivel de pérdida de líquidos y ser capaz de aumentarlo o reducirlo según cambien las pérdidas de líquidos. Tomando en consideración nuestra actividad física diaria, la práctica deportiva y el ambiente en el cual nos encontramos.
El segundo y tan famoso mito es que “por cada taza de café debemos añadir otro vaso de agua a nuestro día”. La buena noticia es que la mala publicidad sobre la cafeína también ha sido desmentida recientemente. En contra de la creencia popular, la cafeína en dosis dentro de los valores aceptables, como lo suele ser su consumo general, tiene un efecto insignificante como diurético, sobre todo en las personas que la consumen regularmente. De hecho, el té, el café aportan una fuente sustancial de líquido en la dieta.
Así que, la interrupción repentina de la ingesta habitual de bebidas con cafeína pueda perjudicar la hidratación en lugar de mejorarla, ya que muchas personas no sustituirán los líquidos que les gustan por un volumen igual de algo que no les atrae.
Ahora, hablando acerca de la importancia no solo en la vida diaria, sino durante e ejercicio, ¿Se deben consumir líquidos?,
la respuesta es muy sencilla. Si! Consideremos que la producción de sudor proporciona la mayor oportunidad de disipar el calor corporal, por medio de la evaporación de este mismo, generado como subproducto del ejercicio o absorbido de un entorno caluroso. Evitando riesgos como lo seria la elevación de la temperatura a nivel central.
Las tasas de sudoración durante el ejercicio varían en función de factores como la intensidad del ejercicio, las condiciones ambientales (calor, humedad, flujo de aire), la talla, la ropa y el estado de forma/aclimatación del deportista. Las tasas típicas de sudoración durante el deporte varían de 0,5 a 2,0 l/hora y pueden causar pérdidas sustanciales de líquidos y electrolitos. En los eventos que duran más de 30 minutos, puede ser ventajoso beber líquidos durante la sesión para compensar estas pérdidas. El consejo para los deportistas seria que cada atleta desarrolle un plan de hidrtatación individualizado basado en la apreciación de sus probables tasas de sudoración y el conocimiento de las oportunidades para beber durante la sesión de ejercicio. Estos planes de líquidos personalizados deben tener como objetivo mantener el déficit de líquidos por debajo del 2% de la masa corporal, especialmente si las actividades se realizan en un entorno caluroso, pero también evitar el exceso de bebida.
BIBLIOGRAFÍA
• Louise M. Burke. Aspetar Sports Medicine Journal - Fluids: Facts & Fads. https://www.aspetar.com/journal/viewarticle.aspx?id=22